Egipto, por su propia fuerza histórica, ha difundido entre sus vecinos sus descubrimientos artísticos. Conocemos el amor que profesaban hacia la música, y los instrumentos más utilizados por ellos
eran el arpa, el rabel, los instrumentos de viento y los adufes. Sonaban para acompañar las fiestas de desbordamiento del Nilo, las celebraciones de la cosecha, las de la coronación, los desposorios
y la circuncisión. La música de carácter funerario se debía a su creencia en lo efímero de esta vida, y en el segundo encuentro luego de la muerte, y la danza era la protagonista en estas
celebraciones. Se conservan bajorrelieves y pinturas en museos europeos que representan escenas de danzas. Hay algunos cuyo origen se sitúa en el Antiguo Egipto conde podemos apreciar la danza del
vientre ligada a rituales festivos, muchachas cantando, golpeándose los muslos, danzando y chasqueando los dedos para seguir el ritmo de la música (costumbre que ha evolucionado hasta la utilización
de unos pequeños instrumentos musicales que se colocan en los dedos y se chocan entre sí al son de la música, se denominan saggats o crótalos). Encontramos también en el museo de Brooklyn en Nueva
York una figura de barro que muestra un movimiento de baile, (ver foto de encabezamiento de pagina) y que se estima que pertenece al Egipto predinástico, aproximadamente 4000 a C. . Esto demuestra
que el baile es consustancial a la condición humana. Con respecto a la mujer, existen pruebas del interés de la misma en este período por los adornos y el embellecimiento, que la condujo a fabricar
joyas y collares de barro, a extraer de las piedras polvo para maquillar, a perfilarse los ojos , a confeccionar pelucas de trenzas, a utilizar perfumes. Estos fenómenos, traducidos en las paredes de
los templos y de las tumbas, demuestran el grado de refinamiento alcanzado por la mujer egipcia.
Asimismo los antiguos egipcios conocieron el tatuaje, al que le conferían una dimensión religiosa muy especial, y se sabe que las bailarinas tatuaban a sus dioses en diferentes partes de su cuerpo
para rendirles culto. Se han hallado incluso momias con restos de tatuajes que representan formas geométricas, peces que simbolizan la procreación, pájaros verdes relacionados con la paz, lunas
crecientes de la fertilidad, etc.Ya mencionamos anteriormente, que se ha demostrado que los orígenes de la danza se remontan a la antigüedad en Egipto.
Ahora bien, Shokry Mohamed nos cuenta en su libro “La mujer y la danza Oriental” que gracias a los restos arqueológicos, pinturas, etc, se ha deducido que en sus cimientos, la danza podía dividirse en cuatro grupos: las sagradas, las laicas, las oficiales y las populares. Las danzas sagradas eran las que se organizaban en honor a algún dios. Cuando se celebraban fiestas religiosas, las bailadoras realizaban juegos acrobáticos, realizando entre todas formas geométricas. Los bailes laicos se organizaban, al contrario, en el seno social (bodas, banquetes, fiestas para recordar a los muertos y mantenerlos alegres en sus tumbas, etc.) Las danzas oficiales estaban a cargo del rey o sus súbditos religiosos, sacerdotes y sacerdotisas y en general giraban en torno a un gran dios; Las danzas populares o civiles eran las que se celebraban en palacios y casas, que eran ejecutados por hombres y mujeres que estaban al servicio de los señores de las grandes mansiones. Es importante destacar que existía una danza llamada “la estrellada”, la más antigua del período faraónico, una danza de templo, con movimientos circulares en torno a la piedra sagrada de los sacrificios, pues se pensaba que dicha piedra representaba al sol, eje del universo y de los astros. Se podría sugerir de las danzas sufíes actuales son una prolongación de aquellas, teniendo la finalidad éstas últimas de entrar en trance.
Se han hallado diversos tipos de danza representadas en los restos arqueológicos coptos, entre los más importantes encontramos varios tejidos de lana, datados en el primer siglo de la era cristiana.
En ellos aparecen mujeres ejecutando un tipo de baile con un marcado estilo griego. Más tarde, durante la era musulmana, la danza se tornó más estricta, evitándose la desnudez de los danzantes, era
una danza menos “provocativa”. Después de este período se dificulta el seguimiento los estadios de la danza de oriente; se dejó de escribir acerca de ella, retornado a los libros recién para los
siglos XIII y XIX, fundamentalmente en las descripciones de los extranjeros que viajaron a Egipto por aquellos años. Luego, nuestro arte siguió camino hacia su degradación, ya que incluso lo escrito
durante el S XIX considera a la danza como algo vergonzante, de mal gusto.Con respecto a las danzas coptas, existen pruebas fundadas en imágenes de templos y tumbas de que la danza del vientre aún se
seguía bailando en el período estudiado, es decir, hay influencia de los bailes faraónicos en este lapso. Estas pruebas nos permiten considerar que se trataba de una danza sumamente rica, con
aspectos contradictorios y complementarios, pues se oscila entre la desnudez y representaciones de ritos funerarios, incluyendo lloronas en dichas celebraciones. Se añade a lo anterior el alicante
del rasgo mágico en ciertos retratos, con bailarinas convulsionándose y retorciéndose al son de los panderos, los adufes y los crótalos, para reencarnar en un nuevo cuerpo. Y por último, se percibe
la presencia de equilibristas en diversas clases de fiestas. Por consiguiente, deducimos que es muy probable que estas manifestaciones se deban a la intención de respetar antiguos ritos religiosos
que todavía permanecían vivos. En el período musulmán encontramos bailes más sobrios, una serie de danzas tradicionales mixtas, con vestimentas poco exuberantes y movimientos delicados. Sin embargo,
a su vez, existieron al mismo tiempo otras escuelas de danza que enseñaban una danza vacía, abocada a la mera excitación de los sentidos.